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Dad gracias al Dios del cielo, porque es eterna su misericordia

domingo, 16 de septiembre de 2012

Los Diez Mandamientos


                                                                                                                            sigue sencillo 2>>
                                                                                                        
                       No matarás es el 5º Mdto.

En mí está 

toda gracia 

de camino 

y de verdad, 

en mí toda 

esperanza 

de vida y de 

virtud.      
(Eclo. 24)




El salmo 19 (18) hace este Elogio de la Ley de Dios:

Sal.19:
            
8 La ley del Señor es perfecta,
 reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple.
19:9 Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón;
los mandamientos del Señor son claros,
iluminan los ojos.
19:10 La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos.
19:11 Son más atrayentes que el oro,
que el oro más fino;
más dulces que la miel,
más que el jugo del panal.,,,,………………………….,,,,,,,,,,,





                                                                                                                                         


LOS 10 MANDAMIENTOS 

DE LA LEY DE DIOS 


El primero, amarás a Dios sobre todas las cosas.

El segundo, no tomarás el nombre de Dios en vano.

El tercero, santificarás las fiestas.

El cuarto, honrarás a tu padre y a tu madre.

El quinto, no matarás.

El sexto, no cometerás actos impuros.

El séptimono hurtarás.

El octavo, no dirás falso testimonio ni mentiras.

El noveno, no consentirás pensamientos ni deseos impuros.

El décimo, no codiciarás los bienes ajenos. 


Estos diez mandamientos se resumen en dos:

Amarás a Dios sobre todas las cosas
y al prójimo como a ti mismo.-


                                                                                                                                                                

Sa Roberto Berlamino decía de los mandamientos:
------------------------¿Acaso, Dios mío,   no prometes además un premio a los que guardan tus mandamientos, más preciosos que el oro fino, más dulces que la miel de un panal? Por cierto que sí, y un premio grandioso

...............................En verdad es muy grande el premio que proporciona la observancia de tus mandamientos. Y no sólo aquel mandamiento, el primero y el más grande, es provechoso para el hombre que lo cumple, no para Dios que lo impone, sino que también los demás mandamientos de Dios perfeccionan al que los cumple, lo embellecen, lo instruyen, lo ilustran, lo hacen en definitiva bueno y feliz. 

Por esto, si juzgas rectamente, comprenderás que has sido creado para la gloria de Dios y para tu eterna salvación, comprenderás que éste es tu fin, que éste es el objetivo de tu alma, el tesoro de tu corazón. Si llegas a este fin, serás dichoso; si no lo alcanzas, serás un desdichado.
Por consiguiente, debes considerar como realmente bueno lo que te lleva a tu fin, y como realmente malo lo que te aparta del mismo.

                                                                                                                                           

Pero el Catecismo de la Iglesia Católica, por encima de otros textos cristianoses el que mejor explica,  y con muchísima más claridad, precisión y  belleza, los DIEZ MANDAMIENTOS,
 ...LA LEY DE DIOS.

Puedes buscarlo y comprobar su extraordinaria hermosura en esta dirección de direcciones en Internet: >>>>Pincha aqui>>>




                                                                                                                                                                                    

Por ejemplo dice CIC:

El Decálogo en la Sagrada Escritura

2056 La palabra “Decálogo” significa literalmente “diez palabras” (Ex 34, 28 ; Dt 4, 13; 10, 4). Estas “diez palabras” Dios las reveló a su pueblo en la montaña santa. Las escribió “con su Dedo” (Ex 31, 18), a diferencia de los otros preceptos escritos por Moisés (cf Dt 31, 9.24). Constituyen palabras de Dios en un sentido eminente. Son transmitidas en los libros del Éxodo (cf Ex 20, 1-17) y del Deuteronomio (cf Dt 5, 6-22). Ya en el Antiguo Testamento, los libros santos hablan de las “diez palabras” (cf por ejemplo, Os 4, 2; Jr 7, 9; Ez 18, 5-9); pero su pleno sentido será revelado en la nueva Alianza en Jesucristo.

2057 El Decálogo se comprende ante todo cuando se lee en el contexto del Éxodo, que es el gran acontecimiento liberador de Dios en el centro de la antigua Alianza. Las “diez palabras”, bien sean formuladas como preceptos negativos, prohibiciones, o bien como mandamientos positivos (como “honra a tu padre y a tu madre”), indican las condiciones de una vida liberada de la esclavitud del pecado. 
El Decálogo es un camino de vida:
«Si [...] amas a tu Dios, si sigues sus caminos y guardas sus mandamientos, sus preceptos y sus normas, vivirás y te multiplicarás» (Dt 30, 16).
Esta fuerza liberadora del Decálogo aparece, por ejemplo, en el mandamiento del descanso del sábado, destinado también a los extranjeros y a los esclavos:
«Acuérdate de que fuiste esclavo en el país de Egipto y de que tu Dios te sacó de allí con mano fuerte y con tenso brazo» (Dt 5, 15).
2058 Las “diez palabras” resumen y proclaman la ley de Dios: “Estas palabras dijo el Señor a toda vuestra asamblea, en la montaña, de en medio del fuego, la nube y la densa niebla, con voz potente, y nada más añadió. Luego las escribió en dos tablas de piedra y me las entregó a mí” (Dt 5, 22). Por eso estas dos tablas son llamadas “el Testimonio” (Ex 25, 169, pues contienen las cláusulas de la Alianza establecida entre Dios y su pueblo. Estas “tablas del Testimonio” (Ex 31, 18; 32, 15; 34, 29) se debían depositar en el “arca” (Ex 25, 16; 40, 1-2).


2067 Los diez mandamientos enuncian las exigencias del amor de Dios y del prójimo.
 Los tres primeros se refieren más al amor de Dios y los otros siete más al amor del prójimo.
«Como la caridad comprende dos preceptos de los que, según dice el Señor, penden la ley y los profetas [...], así los diez preceptos se dividen en dos tablas: tres están escritos en una tabla y siete en la otra» (San Agustín, Sermo 33, 2, 2).
2068 El Concilio de Trento enseña que los diez mandamientos obligan a los cristianos y que el hombre justificado está también obligado a observarlos (cf DS 1569-1670). 

Y el Concilio Vaticano II afirma que: “Los obispos, como sucesores de los Apóstoles, reciben del Señor [...] la misión de enseñar a todos los pueblos y de predicar el Evangelio a todo el mundo para que todos los hombres, por la fe, el bautismo y el cumplimiento de los mandamientos, consigan la salvación” (LG24).


... y también   dice CIC:

La obligación del Decálogo

2072 Los diez mandamientos, por expresar los deberes fundamentales del hombre hacia Dios y hacia su prójimo, revelan en su contenido primordial obligaciones graves
Son básicamente inmutables y su obligación vale siempre y en todas partes. Nadie podría dispensar de ellos. 

Los diez mandamientos están grabados 
por Dios en el corazón del ser humano.


                                                                                                                              



                                                                                                                                                                       

Ahora bien , nada puede compararse a la Palabra de Dios, por eso cito parte del salmo,. ..(118)...

..si bien todo él  es un elogio monumental y lleno de Amor a la Ley de Dios>>




119:1 Felices los que van por un camino intachable, 
los que siguen la ley del Señor, 
119:2 Felices los que cumplen sus prescripciones
y lo buscan de todo corazón,
119:3 los que van por sus caminos, 
sin hacer ningún mal. 
119:4 Tú promulgaste tus mandamientos
para que se cumplieran íntegramente. 
119:5 ¡Ojalá yo me mantenga firme 
en la observancia de tus preceptos! 
119:6 Así no sentiré vergüenza, 
al considerar tus mandamientos. 
119:7 Te alabaré con un corazón recto, 
cuando aprenda tus justas decisiones. 
119:8 Quiero cumplir fielmente tus preceptos: 
no me abandones del todo. .......

--------------- 



                                                                                                                                                             

Y ESTOS SON LOS 5 MANDAMIENTOS DE LA SANTA MADRE IGLESIA 
El primero, oír Misa entera todos los domingos y fiestas de precepto.
El segundo, confesar los pecados mortales al menos una vez al año, en peligro de muerte y si se ha de comulgar.
El tercero, comulgar al menos por Pascua de Resurrección.
El cuarto, ayunar y no comer carne cuando lo mande la Santa Madre Iglesia.
El quinto, ayudar a la Iglesia en sus necesidades. 


                                                                                                                                                         


Pero Cristo es la Plenitud, el Evangelio el manantial de agua fresca que apaga la Sed del Hombre.......llenándole del Espíritu Santo.... 
      


    ...es por eso que cito esta hermosura de textos del catecismo:


  El Evangelio conduce así la Ley a su plenitud mediante la imitación de la 

perfección del Padre celestial, mediante el perdón de los  

enemigos y la 





oración por los 

perseguidores, según el modelo de la generosidad divina..





 (cf Mt 5, 44).




......CIC-1969

 La Ley nueva practica los actos de la religión: la limosna, la oración y el ayuno, ordenándolos al ‘Padre que ve en lo secreto’, por oposición al deseo ‘de ser visto por los hombres’ (cf Mt 6, 1-6; 16-18). 

Su oración es el Padre Nuestro (Mt 6, 9-13).


.........La Ley nueva es llamada ley de amor, porque hace obrar por el amor que infunde el Espíritu Santo más que por el temor; ley de gracia, porque confiere la fuerza de la gracia para obrar mediante la fe y los sacramentos; ley de libertad (cf St 1, 25; 2, 12), porque nos libera de las 

observancias rituales y jurídicas de la Ley antigua, nos inclina a obrar espontáneamente bajo el impulso de la caridad y nos hace pasar de la condición del siervo ‘que ignora lo que hace su señor’, a la de amigo de Cristo, ‘porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer’ (Jn 15, 15), o también a la condición de hijo heredero 

(cf Ga 4, 1-7.21-31; Rm 8, 15)...
.



                                                                                                                                                           

----------------El Primer mandamiento significa que Amar a Dios no es, precisamente, sentir cariño sensible hacia Él. Sino que Amar a Dios es obedecerle, cumplir su voluntad. No hacer mal a nadie. Hacer bien a todo el mundo. 
Una prueba de amor a Dios sobre todas las cosas es guardar sus mandamientos por encima de todo . 

San Juan dice : «En esto consiste el amor Dios, en guardar sus mandamientos». 
Este mandamiento también nos obliga a creer en todas las verdades de fe; a esperar en Dios, confiando que nos dará las gracias necesarias para alcanzar la vida eterna; a adorarle solamente a Él, darle el culto debido y reverenciarle con el cuerpo y con el alma. Este mandamiento nos manda adorar a Dios .

                El Segundo mandamiento significa que queda prohibido todo uso inconveniente del nombre de Dios. El que jura con mentira peca gravemente, si advierte que jura y sabe que miente. Poner a Dios por testigo de una falsedad es injuriarle gravemente.
Jurar sin justicia es jurar hacer algo malo o que sea en perjuicio del prójimo.

            El Tercer Mandamiento significa que Santificar las fiestas es oír Misa entera los domingos y fiestas de guardar y no trabajar sin verdadera necesidad .El día más grande del año es el domingo de la Resurrección del Señor. Todos los domingos son una conmemoración de este gran día de Pascua. En el Antiguo Testamento el día de fiesta era el sábado. Pero los Apóstoles lo trasladaron al domingo porque en este día resucitó Nuestro Señor.

            El Cuarto mandamiento significa que Honrar a los padres es obedecer, si se vive bajo su potestad, sus mandatos; mientras no manden lo que es pecado, pues «es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres»(). También asistirlos en sus necesidades y reverenciarlos con amor. «Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor». 
En algunas traducciones del Evangelio hay una frase que puede entenderse mal. Dice Jesucristo:
 «El que no odia a sus padres no es digno de Mí»(). Hay que tener en cuenta que la palabra «odiar» en hebreo no tiene el mismo sentido que en castellano. En hebreo significa «tener en menos». Por lo tanto el sentido de la frase es:«El que antepone sus padres a Mí, no es digno de Mí».

            El Quinto mandamiento significa que ordena no hacer daño a la propia vida o a la de otros con palabras, obras o deseos (odio); es decir, querer bien a todos y perdonar a nuestros enemigos. Quien niega el perdón a su hermano, es inútil que espere el perdón de Dios. En el «Padrenuestro» tiene su sentencia: como él no perdona, tampoco Dios le perdonará. Lo dijo Jesucristo .

            El Sexto mandamiento significa que el sexo no es malo, pues lo ha hecho Dios; pero hay que usarlo según la ley de Dios. 
En el sexto mandamiento se nos pide que seamos puros y castos en palabras y obras; y tratemos con respeto todo lo relacionado con la sexualidad. Usamos la palabra sexualidad en su sentido corriente, aunque de suyo es más extensa que «genitalidad». Hay almas a quienes Dios da el deseo de renunciar al matrimonio y consagrarse totalmente a Él.  

:::::::::::::::La castidad conduce al que la practica a ser ante el prójimo un testigo de la fidelidad y de la ternura de Dios.


2347 La virtud de la castidad se desarrolla en la amistadIndica al discípulo cómo seguir e imitar al que nos eligió como sus amigos (cf Jn 15, 15), a quien se dio totalmente a nosotros y nos hace participar de su condición divina. La castidad es promesa de inmortalidad.
              >>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>+explicaciones aquí>>


                     Sobre la santidad de nuestro cuerpo, tenemos la explicación de San Cipriano que ilumina nuestra conciencia de hijos de Dios así_::                                                                                              (Sobre el Padre Nuestro)

.........Sea nuestra conducta cual conviene a nuestra condición de templos de Dios, para que se vea de verdad que Dios habita en nosotros. Que nuestras acciones no desdigan del Espíritu: hemos comenzado a ser espirituales y celestiales y, por consiguiente, hemos de pensar y obrar cosas espirituales y celestiales, ya que el mismo Señor Dios ha dicho: Yo honro a los que me honran, y serán humillados los que me desprecian. 
Asimismo el Apóstol dice en una de sus cartas: No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!

.........Mas, como sea que él ha dichoSed santos, porque yo soy santo, por esto, pedimos y rogamos que nosotros, que fuimos santificados en el bautismo, perseveremos en esta santificación inicial. 
Y esto lo pedimos cada día. Necesitamos, en efecto, de esta santificación cotidiana, ya que todos los días delinquimos, y por esto necesitamos ser purificados mediante esta continua y renovada santificación.

        El Apóstol nos enseña en qué consiste esta santificación que Dios se digna concedernos, cuando dice: 
-...Los inmorales, idólatras, adúlteros, afeminados, invertidos, ladrones, codiciosos, borrachos, difamadores o estafadores no heredarán el reino de Dios. Así erais algunos antes. Pero os lavaron, os consagraron, os perdonaron en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. 

Afirma que hemos sido consagrados en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. 

        Lo que pedimos, pues, es que permanezca en nosotros esta consagración o santificación y 
-acordándonos de que nuestro juez y Señor conminó a aquel hombre que él había curado y vivificado a que no volviera a pecar más, no fuera que le sucediese algo peor-   no dejamos de pedir a Dios, de día y de noche, que la santificación y vivificación que nos viene de su gracia sea conservada en nosotros con ayuda de esta misma gracia.-----------------------------------

                                                                                                                                                                                          

            El Séptimo mandamiento significa que prohíbe quitar, retener, estropear o destrozar lo ajeno contra la voluntad razonable de su dueño. También se falta a la justicia, y a veces gravemente, cuando por negligencia se retrasan los salarios o pagos, pudiendo hacerlos a tiempo.

            El Octavo mandamiento significa que manda no mentir, ni contar los defectos del prójimo sin necesidad, ni calumniarlo, ni pensar mal de él sin fundamento, ni descubrir secretos sin razón suficiente que lo justifique.. Este mandamiento prohíbe manifestar cosas ocultas que sabemos bajo secreto.

       El Noveno mandamiento  Completa al sexto y se refiere a los pecados internos contra la castidad: pensamientos y deseos. Se trata, naturalmente, de deseos de cosas prohibidas.  Pero quien tiene malos pensamientos, imaginaciones o deseos contra su voluntad, no peca. Sentir no es consentir. El sentir no depende muchas veces de nosotros; el consentir, siempre. El pecado está en el consentir, no en el sentir. Dice Jesucristo: «El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su corazón».

           El Décimo mandamiento está contenido en el séptimo. Pero insiste en que también se puede pecar deseando tomar lo ajeno. Se trata, naturalmente, de un deseo desordenado y consentido. 
Eso no quiere decir que sea pecado el desear tener, si pudieras lícitamente, una cosa como la de tu prójimo. 
        Este mandamiento no prohíbe un ordenado deseo de riquezas un mayor bienestar legítimamente conseguido; manda conformarnos con los bienes que Dios nos ha dado y con los que honradamente podamos adquirir. Pero sí sería pecado murmurar con rabia contra Dios porque no te da más; y tener envidia de los bienes ajenos.
 No dejes que la amargura de corazón corroa la paz de tu alma.

                                                                                                                                                                                                  

Resumiendo entendemos lo que dice el P.Cantalamessa:
  
Los mandamientos no son límite, sino clave para ser feliz

 
El hombre moderno no comprende los mandamientos; los toma por prohibiciones arbitrarias de Dios, por límites puestos a su libertad. Pero los mandamientos de Dios son una manifestación de su amor y de su solicitud paterna por el hombre. `Cuida de practicar lo que te hará feliz´    

      


Raniero Cantalamessa
 
Actualizado 10 marzo 2012

    
    El Evangelio del tercer domingo de Cuaresma tiene como tema el templo. Jesús purifica el antiguo templo, expulsando del mismo, con un látigo de cuerdas, a vendedores y mercaderías; entonces se presenta a sí mismo como el nuevo templo de Dios que los hombres destruirán, pero que Dios hará resurgir en tres días.

    Pero esta vez desearía detenerme en la primera lectura, porque contiene un texto importante: el decálogo, los diez mandamientos de Dios. El hombre moderno no comprende los mandamientos; los toma por prohibiciones arbitrarias de Dios, por límites puestos a su libertad. 
    Pero los mandamientos de Dios son una manifestación de su amor y de su solicitud paterna por el hombre. «Cuida de practicar lo que te hará feliz» (Dt 6, 3; 30, 15 s): éste, y no otro, es el objetivo de los mandamientos.

    En algunos pasos peligrosos del sendero que lleva a la cumbre del Sinaí, donde los diez mandamientos fueron dados por Dios, para evitar que algún distraído o inexperto se salga del camino y se precipite al vacío, se han colocado señales de peligro, barandillas o se han creado barreras. 
    
    El objetivo de los mandamientos no es diferente a eso. Los mandamientos se pueden comparar también a los diques o a una presa. Se sabe lo que ocurrió en los años cincuenta cuando el Po reventó los diques en Polesine, o lo que sucedió en 1963 cuando cayó la presa de Vajont y pueblos enteros quedaron sumergidos por la avalancha de agua y barro. Nosotros mismos vemos qué pasa en la sociedad cuando se pisotean sistemáticamente ciertos mandamientos, como el de no matar o no robar...

    Jesús resumió todos los mandamientos, es más, toda la Biblia, en un único mandamiento, el del amor a Dios y al prójimo. «De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas» (Mt 22, 40). 
    Tenía razón San Agustín al decir: «Ama y haz lo que quieras». Porque si uno ama de verdad, todo lo que haga será para bien. Incluso si reprocha y corrige, será por amor, por el bien de otro.

    Pero los diez mandamientos hay que observarlos en conjunto; no se pueden observar cinco y violar los otros cinco, o incluso uno solo de ellos. Ciertos hombres de la mafia honran escrupulosamente a su padre y a su madre; pero se permitirían «desear la mujer del prójimo», y si un hijo suyo blasfema le reprochan ásperamente, pero no matar, no mentir, no codiciar los bienes ajenos, son tema aparte. 
    
    Deberíamos examinar nuestra vida para ver si también nosotros hacemos algo parecido, esto es, si observamos escrupulosamente algunos mandamientos y transgredimos alegremente otros, aunque no sean los mismos de los mafiosos.

    Desearía llamar la atención en particular sobre uno de los mandamientos que, en algunos ambientes, se transgrede con mayor frecuencia: «No tomarás el nombre de Dios en vano». «En vano» significa sin respeto, o peor, con desprecio, con ira, en resumen, blasfemando. 

    En ciertas regiones hay gente que usa la blasfemia como una especie de intercalación en sus conversaciones, sin tener en absoluto en cuenta los sentimientos de quienes escuchan. Además muchos jóvenes, especialmente si están en compañía, blasfeman repetidamente con la evidente convicción de impresionar así a las chicas presentes. 

    Pero un chaval que no tiene más que este medio para causar impresión en las chicas, quiere decir que está realmente mal. 
    Se emplea mucha diligencia para convencer a un ser querido de que deje de fumar, diciendo que el tabaco perjudica la salud; ¿por qué no hacer lo mismo para convencerle de que deje de blasfemar?

                                                                                                                                                                                          

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