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MAESTRO

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Dad gracias al Dios del cielo, porque es eterna su misericordia

sábado, 28 de agosto de 2010

Orar

Viernes IV de Pascua, feria

Oficio de Lectura….
Toda es de flores la fiesta,
flores de finos olores,
más no se irá todo en flores,
porque flor de fruto es ésta.
Y, mientras su Iglesia grita
mendigando algún consuelo,
ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo.

Que nadie se sienta muerto
cuando resucita Dios,
que, si el barco llega al puerto,
llegamos junto con vos.
Hoy la cristiandad se quita
sus vestiduras de duelo.
Ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo

Viernes de la cuarta semana
Oficio de Lecturas - Primer Salmo



Salmo 77,1-39 - I: Bondad de Dios e infidelidad del pueblo a través de la historia de la salvación
Ant: Nuestros padres nos contaron el poder del Señor y las maravillas que realizó. Aleluya.
Estas cosas sucedieron en figura para nosotros (1Co 10,6)

Escucha, pueblo mío, mi enseñanza,
inclina el oído a las palabras de mi boca:
que voy a abrir mi boca a las sentencias,
para que broten los enigmas del pasado.

Lo que oímos y aprendimos,
lo que nuestros padres nos contaron,
no lo ocultaremos a sus hijos,
lo contaremos a la futura generación:

las alabanzas del Señor, su poder,
las maravillas que realizó;
porque él estableció una norma para Jacob,
dió una ley a Israel.

Él mandó a nuestros padres
que lo enseñaran a sus hijos,
para que lo supiera la generación siguiente,
los hijos que nacieran después.

Que surjan y lo cuenten a sus hijos,
para que pongan en Dios su confianza
y no olviden las acciones de Dios,
sino que guarden sus mandamientos;

para que no imiten a sus padres,
generación rebelde y pertinaz;
generación de corazón inconstante,
de espíritu infiel a Dios.

Los arqueros de la tribu de Efraín
volvieron la espalda en la batalla;
no guardaron la alianza de Dios,
se negaron a seguir su ley,

echando en olvido sus acciones,
las maravillas que les había mostrado,
cuando hizo portentos a vista de sus padres,
en el país de Egipto, en el campo de Soán:

hendió el mar para abrirles paso,
sujetando las aguas como muros;
los guiaba de día con una nube,
la noche con el resplandor del fuego;

hendió la roca en el desierto,
y les dió a beber raudales de agua;
sacó arroyos de la peña,
hizo correr las aguas como ríos.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre
y por los siglos de los siglos. Amén
.


Ant: Nuestros padres nos contaron el poder del Señor y las maravillas que realizó. Aleluya
Ant: Los hijos comieron el maná y bebieron de la roca espiritual que los seguía. Aleluya.

Pero ellos volvieron a pecar contra él,
y en el desierto se rebelaron contra el Altísimo:
tentaron a Dios en sus corazones,
pidiendo una comida a su gusto;

hablaron contra Dios: “¿podrá Dios
preparar una mesa en el desierto?
Él hirió la roca, brotó agua
y desbordaron los torrentes;
pero ¿podrá también darnos pan,
proveer de carne a su pueblo?”

Lo oyó el Señor, y se indignó;
un fuego se encendió contra Jacob,
hervía su cólera contra Israel,
porque no tenían fe en Dios
ni confiaban en su auxilio.

Pero dio orden a las altas nubes,
abrió las compuertas del cielo:
hizo llover sobre ellos maná,
les dió un trigo celeste;
y el hombre comió pan de ángeles,
les mandó provisiones hasta la hartura.

Hizo soplar desde el cielo el levante,
y dirigió con su fuerza el viento sur;
hizo llover carne como una polvareda,
y volátiles como arena del mar;
los hizo caer en mitad del campamento,
alrededor de sus tiendas.

Ellos comieron y se hartaron,
así satisfizo su avidez;
pero, con la avidez recién saciada,
con la comida aún en la boca,
la ira de Dios hirvió contra ellos:
mató a los más robustos,
doblegó a la flor de Israel.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre
y por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Se acordaron de que Dios era su roca y su redentor. Aleluya.


Y, con todo, volvieron a pecar,
y no dieron fe a sus milagros:
entonces consumió sus días en un soplo,
sus años en un momento;

y, cuando los hacía morir, lo buscaban,
y madrugaban para volverse hacia Dios;
se acordaban de que Dios era su roca,
el Dios Altísimo su redentor.

Lo adulaban con sus bocas,
pero sus lenguas mentían:
su corazón no era sincero con él,
ni eran fieles a su alianza.

El, en cambio, sentía lástima,
perdonaba la culpa y no los destruía:
una y otra vez reprimió su cólera,
y no despertaba todo su furor;
acordándose de que eran de carne,
un aliento fugaz que no torna.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre
y por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Se acordaron de que Dios era su roca y su redentor. Aleluya.

Ap 17,1-18
La gran Babilonia
Yo, Juan, vi como se acercaba uno de los siete ángeles que tenían las siete copas y me habló así:
«Ven acá, voy a mostrarte la sentencia de la gran prostituta que está sentada al borde del océano, con la que han fornicado los reyes de la tierra, la que ha emborrachado a los habitantes de la tierra con el vino de su prostitución.»……………………/----------------------


Comento:
Que hermosura de Carta, con cuanta sencillez el Papa Clemente nos presenta la Nueva Creación en Cristo. Todo es nuevo, pasó lo viejo. La fe de Abraham es ahora nuestra fe en Cristo, la fe que da la justicia, que se nos atribuye a todo el que cree en la fuerza de Dios que lo Resucitó, haciéndolo Mesías y Salvador. En Él somos una nueva criatura. Revestidos de la nueva mentalidad de hijos de Dios, pues lo somos, vivimos una Nueva Vida en Cristo. La Nueva Creación es la nueva fe que nos otorga Cristo Jesús por la Gracia que nos ha generado su Sacrificio expiatorio en la Cruz, como única ofrenda válida que acepta el Padre. Y nos lo confirma el Espíritu Santo que Dios da a los que creen en Él. Ofrescamos, también, nosotros nuestros cuerpos mortales como ofrenda pura a Dios.
Muchos senderos, pero un solo camino

San Clemente Romano
I Corintios 36,1-2, 37-38
Jesucristo es, queridos hermanos, el camino en el que encontramos nuestra salvación, él, el pontífice de nuestras ofrendas, el defensor y protector de nuestra debilidad.
Por él contemplamos las alturas del cielo; en él vemos como un reflejo del rostro resplandeciente y majestuoso de Dios; gracias a él se nos abrieron los ojos de nuestro corazón; gracias a él nuestra inteligencia insensata y llena de tinieblas quedó repleta de luz; por él quiso el Dueño soberano de todo que gustásemos el conocimiento inmortal, ya que él es reflejo de la gloria del Padre y está tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.
Militemos, por tanto, hermanos, con todas nuestras fuerzas, bajo las órdenes de un jefe tan santo.
Pensemos en los soldados que militan a las órdenes de nuestros emperadores: con qué disciplina, con qué obediencia, con qué prontitud cumplen cuanto se les ordena. No todos son prefectos, ni tienen bajo su mando mil hombres, ni cien como centuriones, ni cincuenta, y así de los demás grados; sin embargo, cada uno de ellos lleva a cabo, según su orden y jerarquía, las ordenes del emperador y de los jefes. Los grandes no pueden subsistir sin los pequeños, ni los pequeños sin los grandes; todos se hallan entremezclados, y de ahí surge la utilidad.
Tomemos el ejemplo de nuestro cuerpo: la cabeza nada puede sin los pies, ni los pies sin la cabeza; los miembros más insignificantes de nuestro cuerpo son necesarios y útiles al cuerpo entero y colaboran mutuamente en bien de la conservación del cuerpo entero.
Que se conserve también entero este cuerpo que formamos en Cristo Jesús; sométase cada uno a su prójimo respetando los carismas que cada uno ha recibido.
El fuerte cuide del débil, y el débil respete al fuerte; el rico sea generoso con el pobre, y el pobre alabe a Dios que le ha proporcionado alguien para remedio de su pobreza. Que el sabio manifieste su sabiduría no en palabras, sino en buenas obras, y que el humilde no haga propaganda de sí mismo, sino que aguarde que otro dé testimonio de él. El que guarda castidad, que no se enorgullezca, puesto que sabe que es otro quien le otorga el don de la continencia.
Pensemos, pues, hermanos, de qué polvo fuimos formados, qué éramos al entrar en este mundo, de qué sepulcro y de qué tinieblas nos sacó el Creador que nos plasmó y nos trajo a este mundo, obra suya, en el que, ya antes de que naciéramos, nos había dispuesto sus dones. Como quiera, pues, que todos estos beneficios los tenemos de su mano, en todo debemos darle gracias. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
R/. Él es la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos. Habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que resucitó de entre los muertos. Aleluya.
V/. En Cristo habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y por él habéis obtenido vuestra plenitud, sepultados con él por el bautismo.
R/. Habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que resucitó de entre los muertos. Aleluya.

Comento:                                            En cristo todo es Nuevo.
En efecto, dice el profeta: hago nuevas todas las cosas, es un hecho.
En Cristo, Dios ha hecho una Nueva Creación, es el Nuevo Adán, el Hombre nuevo, la Nueva humanidad, un Nuevo Cielo y una Tierra Nueva, también un Pueblo Nuevo, la Iglesia, el Nuevo Pueblo de Dios: Dice Jesús: se os quitará la Viña y se arrendará a nuevos  viñadores que den fruto a su tiempo. Nueva Fe, sí, la misma de Abraham, pero Nueva fe en Cristo Jesús, resucitado de la muerte y de la Muerte Vencedor, Nuevo Señor, Nueva Casa, Nuevo Vino, nuevos pellejos, nueva mentalidad: revestíos de la mente de Cristo. Nueva Ley, la del Espíritu, la misma sí, pero no la letra que mata sino el Espíritu que vivifica: Meteré mi ley en vuestros corazones.
Un Mandamiento Nuevo, sí, el de amar al prójimo como a ti mismo, pero nuevo, de una manera nueva: como Yo os he amado. Una nueva sabiduría, sí, la misma del Temor a Dios, pero ya Sin temor, porque a vosotros os lo he dado a conocer todo lo que me ha dicho e Padre. Ya no os llamo siervos sino amigos. Un Lugar nuevo, Un nuevo Paraíso, el Cielo abierto a todos los que se acogen a Cristo y creen en Él haciendo así la Voluntad de Dios. Vida nueva en Cristo, Vida Eterna: San Juan dice así:

 «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.» Tomás le dice: - «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Jesús le responde: - «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.» 

 Y así lo dice el Profeta Isaías, años antes: Isaías 55

1 ¡Oh, todos los sedientos, id por agua, y los que no tenéis plata, venid, comprad y comed, sin plata, y sin pagar, vino y leche!
2 ¿Por qué gastar plata en lo que no es pan, y vuestro jornal en lo que no sacia? Hacedme caso y comed cosa buena, y disfrutaréis con algo sustancioso.
3 Aplicad el oído y acudid a mí, oíd y vivirá vuestra alma. Pues voy a firmar con vosotros una alianza eterna: las amorosas y fieles promesas hechas a David.
4 Mira que por testigo de las naciones le he puesto, caudillo y legislador de las naciones.
5 Mira que a un pueblo que no conocías has de convocar, y un pueblo que no te conocía, a ti correrá por amor de Yahveh tu Dios y por el Santo de Israel, porque te ha honrado.

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