Así lo dice San Pablo: Ahora, por la fe, todos sois hijos de Dios. Por el bautismo os habéis revestido de Cristo y si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán, herederos de la Promesa.
Si sois de Cristo, sois de Dios. "Todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo de Dios".
Pero, ahora, mientras andamos en este cuerpo, gritamos ya con confianza a Dios, Nuestro Padre, y lo llamamos:
"Hágase tu voluntad en nosotros, en la tierra toda, como en el cielo"
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Salmo 39,2-14.17-18 - II
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He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes. No me he guardado en el pecho tu defensa, he contado tu fidelidad y tu salvación, no he negado tu misericordia y tu lealtad ante la gran asamblea. Tú, Señor, no me cierres tus entrañas, que tu misericordia y tu lealtad me guarden siempre, porque me cercan desgracias sin cuento. Se me echan encima mis culpas, y no puedo huir; son más que los pelos de mi cabeza, y me falta el valor. Señor, dígnate librarme; Señor, date prisa en socorrerme. Alégrense y gocen contigo todos los que te buscan; digan siempre: «Grande es el Señor» los que desean tu salvación. Yo soy pobre y desgraciado, pero el Señor se cuida de mí; tú eres mi auxilio y mi liberación: Dios mío, no tardes. |
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